El BARÓN ROJO
A los 11 años, Manfred von Richthofen fue enrolado en el colegio militar de Wahlstatt y más tarde en la Real Academia Militar de Lichterfelde. Cuando estalló la guerra en 1914, Von Richthofen decidió probar suerte en la aviación. Con sólo 24 horas de entrenamiento, realizó su primer vuelo solitario en 1915.
Su destreza lo convirtió en el más peligroso de los pilotos
alemanes. Tras decenas de victorias, en 1917 Von Richthofen decidió pintar su
avión color rojo. Unos dicen que para evitar ser alcanzado por fuego de tropas
alemanas en tierra, otros que lo hizo para que los aviones enemigos lo identificaran
fácilmente.
Testigos de la época confirman que tras ser alcanzado por
fuego enemigo, el “Barón Rojo” aterrizó su avión con el motor apagado (la
hélice casi intacta lo demuestra). Al llegar los primeros soldados
australianos, Von Richthofen aún estaba vivo, pero antes de fallecer, sus
últimas palabras fueron “alles kaput”, que se podrían interpretar como “todo
está perdido”.
Los restos de su mítico avión fueron repartidos como
“recuerdos” entre las tropas y el resto del fuselaje terminó en una fundición
francesa.
Su cuerpo fue enterrado el 22 de abril en el pequeño pueblo
de Bertangles, con todos los honores militares. En 1925 su hermano menor,
Bolko, recuperó el cuerpo y lo llevó a Alemania, donde fue enterrado en uno de
los funerales más multitudinarios que se recuerden en ese país.
FOKKER DR I
El D.VI era el primer triplano alemán, y fue inmediatamente
evaluado por el teniente Werner Voss.
Este plano era el único que disponía de alerones,
controlados por medio de ligeras varillas. El armamento consistía en dos
ametralladoras LMG 08/15 de 7,92 mm.
El D.VI a menudo denominado incorrectamente V3, fue seguido
por el primero de los Fokker en poseer un número Versuch, el V4.5 El 11 de
junio de 1917 se encargaron dos triplanos V4, con alerones contrapesados y des
escuadrados en las puntas alares.
Todos ellos tenían alas modificadas, con envergadura
incrementada en pasos iguales de abajo arriba.
Se construyó aún otro triplano de investigación, el D.VII,
con una designación que se haría famosa aplicada a un caza completamente
diferente, seis meses más tarde. Fokker opinaba que el mejor motor de caza era
el Mercedes D.III, de seis cilindros en línea refrigerados por agua, y una
potencia de 160 cv. Este triplano único, construido en julio-agosto de 1917 al
tiempo que los prototipos con motor rotativo, tuvo un motor D.III y resultó
inevitablemente más grande y pesado.
El teniente Voss empleó más de 20 horas en la evaluación de
los dos prototipos triplanos V4 en agosto de 1917, hasta que a finales de ese
mes los encontró satisfactorios.
Voss realizó su primer vuelo operacional en el Fok.103/17
(Fokker nº 103 del año 1917), el segundo prototipo V4, el 30 de agosto de 1917.
En esta misión ganó, dos días después, el 1º de septiembre, von Richthofen
consiguió su 60ª victoria pilotando el V4 original (102/17).
La estructura del Dr. I era típica de Fokker y Platz, con
una construcción mixta muy resistente.
Los planos eran casi totalmente de madera, con acero en las
juntas principales y en las uniones de las riostras. Cada plano tenía una única
caja de vigas, con largeros principales de madera dura ahusada unidos por
costillas empotradas.
El corto fuselaje y la cola estaban cuidadosamente soldados
en hormas de tubos de acero preconformado, añadiéndose carenajes de madera
ligera previamente a su recubrimiento en tela.
El tradicional tren de aterrizaje con resortes de caucho
tenía el eje carenado con una aleta característica de muchos de los cazas
Fokker.
Otro rasgo común de la época era la ausencia de deriva; la
única superficie vertical de cola era un simple timón redondeado que pivotaba
en el extremo final de fuselaje.
El pequeño depósito de combustible se encontraba
inmediatamente detrás del motor y debajo de las ametralladoras; el armamento
usual, raramente alterado en la práctica, consistía en dos ametralladoras LMG
08/15 (comúnmente apodadas "Spandau" con tolvas de munición en el
fuselaje, detrás del depósito, y las culatas dentro de la cabina. Todos esos
elementos juntos componían un caza sencillo, relativamente barato y muy ágil,
que con el motor estándar sde 110 cv podía trepar más rápidamente que muchos
aviones más potentes y girar con menor radio, un factor vital en el combate
evolucionante.
Pero la velocidad era mediocre incluso para los estándares
de finales de 1917, y el alcance y la autonomía eran excepcionalmente pobres;
sólo un piloto muy hábil podía mantener un Dr.I en vuelo más de 80 minutos,
mientras que todos los cazas aliados tenían una autonomía de dos y hasta tres
horas. El propio Fokker se maravillaba de que el triplano causara tanto
alboroto cuando otros cazas eran más rápidos y de mayor alcance.
Durante un año escaso a partir de octubre de 1917, los 318
triplanos Fokker Dr.I, más los dos prototipos, se auparon a un lugar de
privilegio en el panteón de la fama de la aviación militar.
La brillante hoja de servicios del Dr.I se vio algo
ensombrecida por una serie de accidentes en las dos primeras semanas de combate
a causa de un defecto de fabricación. En muchos casos hubo que fabricar nuevos
largeros alares, y la factoría pasó casi todo el mes de noviembre de 1917
ocupada en reparar o reconstruir urgentemente las alas de los Dr.I. Así pues,
hasta finales de noviembre no empezó el Dr.I a ser numéricamente significativo
en el frente occidental; y no deja de sorprender que un número relativamente
pequeño de aviones de un diseño básicamente anticuado llegara a alcanzar una
reputación tan enorme.
Esa reputación está, por supuesto, íntimamente ligada a la
del "Barón Rojo" Rittmeister Manfred Freiherr von Richthofen, un
aristócrata alemán que fue el as de mayor palmarés de la I Guerra Mundial y
quizá el más famoso piloto de caza de todos los tiempos. Aunque la mayoría de
sus victorias las había obtenido en otros tipos de avión, tales como el
Albatros D.III, prefirió el Dr.I a otros biplanos más rápidos y continuó
volando en él, casi siempre exclusivamente en misiones de combate durante
1918.
En uno de los Dr.I en que volaba regularmente encontró la
muerte el 21 de abril de 1918, tradicionalmente a manos del capitán Roy Brown,
un canadiense que volaba con el 209º Squadron de la RAF, pero en realidad derribado
casualmente por los ametralladores australianos William J. Evans y Robert Buie de la 53ª Batería de la
artillería de campaña australiana, cuando volaba a tan baja altura en
persecución de un Sopwith Camel sobre el frente del Somme.
Muy pocos triplanos sobrevivieron al armisticio. El serie
152/17, en el que Manfred von Richthofen obtuvo tres victorias, estuvo en
exhibición en el museo Zeughausen Berlín.
El triplano fue destruido por un bombardeo aliado durante la Segunda
Guerra Mundial.
En la actualidad, sólo unos pocos Dr.I originales sobreviven
en los museos. Hay muchas réplicas que incluso vuelan. El Museo Nacional
Aeronáutico y del Espacio de Chile posee uno.








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