miércoles, 22 de julio de 2015

RESEÑA HISTORICA

 El BARÓN ROJO





A los 11 años, Manfred von Richthofen fue enrolado en el colegio militar de Wahlstatt y más tarde en la Real Academia Militar de Lichterfelde. Cuando estalló la guerra en 1914, Von Richthofen decidió probar suerte en la aviación. Con sólo 24 horas de entrenamiento, realizó su primer vuelo solitario en 1915.

Su destreza lo convirtió en el más peligroso de los pilotos alemanes. Tras decenas de victorias, en 1917 Von Richthofen decidió pintar su avión color rojo. Unos dicen que para evitar ser alcanzado por fuego de tropas alemanas en tierra, otros que lo hizo para que los aviones enemigos lo identificaran fácilmente.

Testigos de la época confirman que tras ser alcanzado por fuego enemigo, el “Barón Rojo” aterrizó su avión con el motor apagado (la hélice casi intacta lo demuestra). Al llegar los primeros soldados australianos, Von Richthofen aún estaba vivo, pero antes de fallecer, sus últimas palabras fueron “alles kaput”, que se podrían interpretar como “todo está perdido”.

Los restos de su mítico avión fueron repartidos como “recuerdos” entre las tropas y el resto del fuselaje terminó en una fundición francesa.

Su cuerpo fue enterrado el 22 de abril en el pequeño pueblo de Bertangles, con todos los honores militares. En 1925 su hermano menor, Bolko, recuperó el cuerpo y lo llevó a Alemania, donde fue enterrado en uno de los funerales más multitudinarios que se recuerden en ese país.

FOKKER DR I
El D.VI era el primer triplano alemán, y fue inmediatamente evaluado por el teniente Werner Voss.
Este plano era el único que disponía de alerones, controlados por medio de ligeras varillas. El armamento consistía en dos ametralladoras LMG 08/15 de 7,92 mm.
El D.VI a menudo denominado incorrectamente V3, fue seguido por el primero de los Fokker en poseer un número Versuch, el V4.5 El 11 de junio de 1917 se encargaron dos triplanos V4, con alerones contrapesados y des escuadrados en las puntas alares. 
Todos ellos tenían alas modificadas, con envergadura incrementada en pasos iguales de abajo arriba. 
Se construyó aún otro triplano de investigación, el D.VII, con una designación que se haría famosa aplicada a un caza completamente diferente, seis meses más tarde. Fokker opinaba que el mejor motor de caza era el Mercedes D.III, de seis cilindros en línea refrigerados por agua, y una potencia de 160 cv. Este triplano único, construido en julio-agosto de 1917 al tiempo que los prototipos con motor rotativo, tuvo un motor D.III y resultó inevitablemente más grande y pesado. 
El teniente Voss empleó más de 20 horas en la evaluación de los dos prototipos triplanos V4 en agosto de 1917, hasta que a finales de ese mes los encontró satisfactorios. 

Voss realizó su primer vuelo operacional en el Fok.103/17 (Fokker nº 103 del año 1917), el segundo prototipo V4, el 30 de agosto de 1917. En esta misión ganó, dos días después, el 1º de septiembre, von Richthofen consiguió su 60ª victoria pilotando el V4 original (102/17). 

La estructura del Dr. I era típica de Fokker y Platz, con una construcción mixta muy resistente.

Los planos eran casi totalmente de madera, con acero en las juntas principales y en las uniones de las riostras. Cada plano tenía una única caja de vigas, con largeros principales de madera dura ahusada unidos por costillas empotradas.

El corto fuselaje y la cola estaban cuidadosamente soldados en hormas de tubos de acero preconformado, añadiéndose carenajes de madera ligera previamente a su recubrimiento en tela.

El tradicional tren de aterrizaje con resortes de caucho tenía el eje carenado con una aleta característica de muchos de los cazas Fokker. 

Otro rasgo común de la época era la ausencia de deriva; la única superficie vertical de cola era un simple timón redondeado que pivotaba en el extremo final de fuselaje.

El pequeño depósito de combustible se encontraba inmediatamente detrás del motor y debajo de las ametralladoras; el armamento usual, raramente alterado en la práctica, consistía en dos ametralladoras LMG 08/15 (comúnmente apodadas "Spandau" con tolvas de munición en el fuselaje, detrás del depósito, y las culatas dentro de la cabina. Todos esos elementos juntos componían un caza sencillo, relativamente barato y muy ágil, que con el motor estándar sde 110 cv podía trepar más rápidamente que muchos aviones más potentes y girar con menor radio, un factor vital en el combate evolucionante.

Pero la velocidad era mediocre incluso para los estándares de finales de 1917, y el alcance y la autonomía eran excepcionalmente pobres; sólo un piloto muy hábil podía mantener un Dr.I en vuelo más de 80 minutos, mientras que todos los cazas aliados tenían una autonomía de dos y hasta tres horas. El propio Fokker se maravillaba de que el triplano causara tanto alboroto cuando otros cazas eran más rápidos y de mayor alcance.

Durante un año escaso a partir de octubre de 1917, los 318 triplanos Fokker Dr.I, más los dos prototipos, se auparon a un lugar de privilegio en el panteón de la fama de la aviación militar. 

La brillante hoja de servicios del Dr.I se vio algo ensombrecida por una serie de accidentes en las dos primeras semanas de combate a causa de un defecto de fabricación. En muchos casos hubo que fabricar nuevos largeros alares, y la factoría pasó casi todo el mes de noviembre de 1917 ocupada en reparar o reconstruir urgentemente las alas de los Dr.I. Así pues, hasta finales de noviembre no empezó el Dr.I a ser numéricamente significativo en el frente occidental; y no deja de sorprender que un número relativamente pequeño de aviones de un diseño básicamente anticuado llegara a alcanzar una reputación tan enorme.

Esa reputación está, por supuesto, íntimamente ligada a la del "Barón Rojo" Rittmeister Manfred Freiherr von Richthofen, un aristócrata alemán que fue el as de mayor palmarés de la I Guerra Mundial y quizá el más famoso piloto de caza de todos los tiempos. Aunque la mayoría de sus victorias las había obtenido en otros tipos de avión, tales como el Albatros D.III, prefirió el Dr.I a otros biplanos más rápidos y continuó volando en él, casi siempre exclusivamente en misiones de combate durante 1918. 

En uno de los Dr.I en que volaba regularmente encontró la muerte el 21 de abril de 1918, tradicionalmente a manos del capitán Roy Brown, un canadiense que volaba con el 209º Squadron de la RAF, pero en realidad derribado casualmente por los ametralladores australianos William J. Evans y Robert Buie de la 53ª Batería de la artillería de campaña australiana, cuando volaba a tan baja altura en persecución de un Sopwith Camel sobre el frente del Somme.


Su último avión (Fok.425/17) estaba pintado de rojo brillante con las superficies inferiores en azul pálido, pero no todos sus aviones eran rojos, y ese Dr.I en particular había consumido la mayor parte de su vida operativa pintado mitad en rojo, mitad en verde oscuro.


Muy pocos triplanos sobrevivieron al armisticio. El serie 152/17, en el que Manfred von Richthofen obtuvo tres victorias, estuvo en exhibición en el museo Zeughausen Berlín.  El triplano fue destruido por un bombardeo aliado durante la Segunda Guerra Mundial.

En la actualidad, sólo unos pocos Dr.I originales sobreviven en los museos. Hay muchas réplicas que incluso vuelan. El Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio de Chile posee uno.



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